En la consulta del veterinario.
Eres un perro valiente y sigues ofreciendo tanto cariño. Pronto cumpliras 15 años y te seguiré diciendo orgulloso Buen perro.
Nadie aprecia tanto lo especial que es tu conversación como lo hace tu perro. Christopher Morley.
En la consulta del veterinario.
Eres un perro valiente y sigues ofreciendo tanto cariño. Pronto cumpliras 15 años y te seguiré diciendo orgulloso Buen perro.
Durante la adolescencia de Francisco, Asis, su ciudad natal se encontraba
en guerra de liberación contra Alemania y por ello se vinculo a la milicia
como soldado. En la Batalla de Collestrada, cayo prisionero, permaneciendo en
la cárcel por un año; en este tiempo enfermo gravemente y luego de su
enfermedad volvió a Spoleto donde decidió cambiar su forma de vida, luego de
tener un sueño donde una voz le decía: "¿Dime, a quien debes seguir, al
amo o al siervo?. Posteriormente volvió a Asís y comenzó un periodo de
soledad y oración.
Francisco se dirigió luego a una arruinada iglesia llamada "San
Damian" y una voz desde el crucifijo le dijo: "Francisco,
reconstruye mi Iglesia". Francisco comenzó a vestir de túnica como los
pobres y al ver esto once mas le siguieron; unos se dedicaron a cuidar
leprosos, otros a jornalear pero sin recibir ningún dinero a cambio. Estos se
llamaron a si mismos Franciscanos que querían servir a los pobres, los
oprimidos y los incapaces.
Mientras Francisco se encargo con sus seguidores de reparar algunas
capillas de su pueblo, entre ellas la de San Damian y la de la Porciuncula,
muchos fueron los que se unieron a su labor y Francisco con ellos, quiso
organizar una comunidad religiosa y pidió la aprobación al Papa Inocencio II
quien se la dio después de haber tenido un sueño donde vio la Basilica de
Letran inclinada a punto de caerse y sostenida por un frailecillo como
Francisco.
Una vez en Gubbio, toda la gente comentaba con pavor todos los desastres
que hacia un lobo y le rogaban a Francisco que no se le acercara. Este no les
hizo caso y se dirigió hacia el animal que se le abalanzo con sus fauces
abiertas. Pero Francisco hizo la señal de la cruz deteniéndole y haciéndole
cerrar su boca y le dijo: "Ven aquí hermano lobo. En nombre de Cristo te
prohibo que en adelante hagas daño a nadie" El lobo fue a echarse a los
pies de Francisco y bajo la cabeza. Francisco le dijo: "Hermano lobo, he
sabido de los atroces crímenes que has cometido en toda la comarca... por lo
cual merecías justicia como el peor de los asesinos y es muy natural que los
habitantes de Gubbio te aborrezcan. Quiero sin embargo reconciliarte con
ellos."
El lobo en señal de aceptación de aquellas palabras le tendió su pata a
San Francisco. Después de esto los habitantes de Gubbio se comprometieron a
dar de comer al lobo si este no volvería a atacarlos y en cambio les ayudaría
en lo que pudiera. Desde entonces San Francisco es considerado el patrono de
los animales.
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