Siempre me ha atraído el Polo Sur.
La carrera por llegar primero, establecida entre Amudsen y Scott en 1912, saldada con el éxito del primero y con la muerte por congelación del segundo junto a todo su equipo.
Amudsen, un conductor de perros de trineo experimentado, los utilizó durante toda su expedición, mientras que Scott, se decantó por ponies de Siberia que no aguantaron las extremas temperaturas y por máquinas tractoras a motor que pronto se congelaron. Así pues Scott y sus cuatro acompañantes se quedaron solos tirando se sus propios trineos. Aún así, alcanzaron el Polo Sur, aunque un mes más tarde que Amudsen, pero perecieron por el esfuerzo y las extremas temperaturas en el camino de regreso.
Me imagino lo reconfortante que hubiera podido ser para Scott en sus últimos días cuando todo estaba perdido, el haber podido contar junto a él, con un perro fiel que le hubiera proporcionado calor tumbándose a su lado y no hubiera dudado en morir congelado junto a su dueño.