Se dice que los perros acaban pareciéndose a sus dueños, pero quizás sea a la inversa, puede que sean los dueños los que acaben pareciéndose a sus perros, o mejor aún, tal vez exista una afinidad electiva por la que los humanos nos decantamos al elegir una determinada raza, por aquella con la que sentimos una mayor atracción y nos sentimos más identificados.
Esta idea me surge al contemplar la fotografía bajada del facebook, de mi amiga Pinta Otis. Me sugiere también el paso del tiempo.
La elegante dama está feliz junto a su schnauzer standard, que parece estar más atento y vigilante. Otra historia interespecie en otro lugar y en otra época. ¿Cómo se llamarían? ¿ A dónde viajarían? No lo sé, pero intuyo que fueron inseparables mientras vivieron.