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domingo, 12 de junio de 2011

Schnauzer protector


Rex otea el horizonte, atento a cualquier incidencia a lo largo de nuestro camino.
Tras su máscara oscura que le da su característica expresión al schnauzer, sus ojos camuflados comprueban lo que previamente han detectado sus oídos y su olfato.
Dificilmente pueden sorprenderte con un insobornable schnauzer a tu lado.

sábado, 28 de mayo de 2011

De profesión Barbadura


El schnauzer mediano aunque no está sometido oficialmente a pasar pruebas de trabajo, sí debe poseer un carácter apropiado para la convivencia en el mundo de hoy. Sus funciones de perro de guarda debe mantenerlas genéticamente, al mismo tiempo que debe combinar equilibrio y serenidad con valentía y nobleza.
El schnauzer mediano es un perro que por sus características particulares se convierte en un candidato a perro de familia.
Entre las cualidades del schnauzer mediano, destacaría las siguientes:
Ser Sociable. La procedente del lobo. Vinculación Amichien.
Ser Cariñoso. Si el resto de la manada familiar te pone mala cara, tranquilo, siempre te quedará tu schnauzer.
Ser Juguetón. Para jugar sintiéndote como el buen salvaje.
Ser un buen Guardián. Nunca viene mal. Es un valor añadido. Está genéticamente preparado.
Ser un buen Compañero. De los que nunca fallan. Yo tengo pocos así.
Ser un buen terapeuta de conducta. Reconozco que cada día me parezco más a mi perro.
Ser un buen senderista. Aporta todas las cualidades anteriores, destacando la seguridad, mientras camina a tu lado, decidas donde decidas ir. Escalará junto a ti las más altas montañas, y descenderá contigo hasta el mismísimo barranco del Infierno, sin cuestionarlo.
Ser un perro polivalente. En términos médicos sería como de medicina general.
En definitiva, el schnauzer mediano, es de profesión un tipo duro, pero con un gran corazón y una gran sensibilidad, que da lugar a su tremenda fidelidad por su familia y a su eterno carácter juguetón.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Polo Sur

Siempre me ha atraído el Polo Sur.
La carrera por llegar primero, establecida entre Amudsen y Scott en 1912, saldada con el éxito del primero y con la muerte por congelación del segundo junto a todo su equipo.
Amudsen, un conductor de perros de trineo experimentado, los utilizó durante toda su expedición, mientras que Scott, se decantó por ponies de Siberia que no aguantaron las extremas temperaturas y por máquinas tractoras a motor que pronto se congelaron. Así pues Scott y sus cuatro acompañantes se quedaron solos tirando se sus propios trineos. Aún así, alcanzaron el Polo Sur, aunque un mes más tarde que Amudsen, pero perecieron por el esfuerzo y las extremas temperaturas en el camino de regreso.
Me imagino lo reconfortante que hubiera podido ser para Scott en sus últimos días cuando todo estaba perdido, el haber podido contar junto a él, con un perro fiel que le hubiera proporcionado calor tumbándose a su lado y no hubiera dudado en morir congelado junto a su dueño.

miércoles, 28 de julio de 2010

"Nachwaechter-Brunnen" Stuttgart, Germany

La "Nachwaechter-Brunnen" es una fuente con una estatua situada en Stuttgart, que data de 1.620. Se trata de un vigilante nocturno, oficio que en aquella época debía ser casi tan peligroso como ahora. Si nos fijamos en el detalle del personaje, podemos deducir su trabajo nocturno por el farol que lleva en una mano, mientras que en la otra va armado con una alabarda, de lo cual deducimos la peligrosidad de su oficio.

Pero el vigilante no está solo. A sus pies un perro acechante le protege. Se trata de un primitivo Schnauzer. Todos los que vivimos con un Schnauzer, podemos sentir la tranquilidad que le debía infundir a nuestro Nachwaechter. El origen del Schnauzer estándar se remonta al siglo XV y desde el principio, su relación con el hombre ha sido como guardia de confianza y buen perro de familia. En la Alemania de los siglos XV y XVI, los granjeros que salían a comerciar sus productos, los utilizaban para proteger sus carretas. Estos perros de guardia demostraron desde el principio ser resistentes y fiables, y eran de un tamaño que no ocupaban demasiado espacio en el carro, siendo sin embargo muy feroces para repeler el robo y defender a sus dueños.

Así pues, el dueño de un Schnauzer, como desde 1.620 nos muestra la "Nachwaechter-Brunnen", encontrará en él , un atento guardián y un excelente compañero en la vida cotidiana, muy cariñoso con su familia, que siempre le será fiel y defenderá su propiedad, alejando a los extraños, ya que ésta era su tarea antiguamente.
Próximamente..."El Centinela".

miércoles, 14 de julio de 2010

Buen perro

El mundo es hostil. Hubo una época en la que tuve un gran maestro. Yo era su pequeño saltamontes. Él me preparó física y mentalmente para sobrevivir.
Tú que desciendes de los lobos me comprendes. Estás genéticamente listo para guardar y proteger a tu familia.
Ahora que el círculo comienza a cerrarse, echo de menos a mi maestro.
Por eso cuando me asaltan las dudas, pienso en que al finalizar la jornada, cuando me acueste, oiré tus pasos lentos y acompasados al acercarte y te oleré cuando te tumbes junto a mi cama. Entonces mientras respiras profundamente, te acariciaré y tu calma se prolongará en mi calma. Y en ese instante místico entre iguales te diré: "buen perro".

lunes, 1 de marzo de 2010

Winesburg, Ohío

Al igual que el protagonista de la novela de Sherwood Anderson, de vez en cuando me adentro en un pueblo aprendiz de ciudad, donde viven personajes tristes y aislados. Perdedores con una existencia gris que tiznan hasta el más verde de los paisajes.

Por eso cuando voy a Winesburg, me gusta que me acompañes. Hay ocasiones en las que te agradezco que me guardes la espalda.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Conversaciones con Rex recomienda: Hachiko: A Dog's Story

Hoy se ha estrenado en España Hachico: A Dog's Story, con el título (bastante malo) de Siempre a tu lado.
Aunque tenemos pendiente verla, Rex y yo nos permitimos recomendar la película a todos los que seguís nuestras conversaciones.
Además es obligatorio emocionarse y opcional ir con kleenex al cine.
Ojala tenga éxito y sirva para reducir los más de 100.000 abandonos anuales de perros en España.

Conversaciones con Rex: Hachiko: A Dog's Story

domingo, 6 de septiembre de 2009

De lo romántico y de los perros

Rex, cuanto reconforta volver a tenerte a nuestro lado. Verte en casa, mirarte a tus ojos caídos, sentir tu húmedo hocico y estrujarte acariciando tu pelo. Mientras estabas en la residencia, nos encontramos con éste cuadro, que se encuentra en Heidelberg y más concretamente en el Museo de Farmacia dentro del Castillo. Nada más verlo, le dije a mi hija que lo fotografiara para poder enseñártelo.
El protagonista es Christoph Jacob, del que no se nada, salvo que vivió entre 1.772 y 1.842 y que por lo que se aprecia en el cuadro, tenía un perro muy parecido a ti. El hombre vivió en plena efervescencia del Romanticismo alemán. Nació el mismo año que Novalis, puede que en Heidelberg, una de las cunas del movimiento Romántico. Tuvo que tener un gran aprecio por su perro, para retratarse junto a él, representándolo pendiente de su figura mirando su mano. Como fondo, el paisaje propio de un cuadro de John Constable, también contemporáneo.
Y es que lo romántico encaja perfectamente con vosotros los perros. Una actitud que, en palabras de Novalis, consiste en conferir a lo ordinario un sentido más elevado; a lo conocido dignidad de desconocido, y a lo finito una apariencia de infinitud.

martes, 14 de julio de 2009

Hachiko: A Dog's Story

¿Conoceis la historia de Hachiko?
http://www.todoperros.com/famosos.php?codigo_famoso=67



Basada en una historia real, ésta película de próximo estreno en España, narra la historia de un profesor de universidad que acoje a un perro vagabundo en una estación. Tras recabar información sobre el animal, el profesor descubre que el perro iba a los andes a diario desde hacía semanas para esperar el regreso de su amo, pero éste había muerto en un accidente en la ciudad.Hachiko empezará una nueva vida al lado de su nuevo amo, pero a éste también le cambiará la vida al descubrir los lazos que se pueden crear entre un animal y una persona.



Una historia y una película muy recomendable, sobretodo para esa gentuza que aprovecha la llegada del verano y las vacaciones para desprenderse de sus Hachiko.

sábado, 11 de abril de 2009

En recuerdo de Tania

Hola Rex, hoy para variar, no eres el protagonista. Hoy quiero hablar de Tania, mi primera perra. Era una dálmata. En mi infancia siempre tuve predilección por 101 dálmatas. Mi perro favorito era Pongo. Sin embargo, por circunstancias en las que no voy a extenderme, quien llegó a mi vida fue una hembra con las manchas marrones, a la que llamamos Tania. Tú Rex, me has conocido cuarentañero (que no cuarentón), con libros de etología a mis espaldas, foros, cursos de educación urbana para perros, blogs,...Sin embargo, cuando Tania llegó por sorpresa a mi vida, yo tenía 16 años, no hacía muchos años que había perdido a mi padre y tenía como objetivo una larga carrera en el Politécnico. Tania fue una compañera y amiga con quien compartí unos años duros donde el culo se me quedó tan plano de las horas que me pasé ante el flexo estudiando, que no había deslizamiento posible ante el plano nada inclinado del asiento.

Era y sigo siendo una persona de costumbres. Cuando algo funciona, prefiero no variarlo. Así que estudiaba siempre en la misma habitación, ante la misma mesa, con el mismo flexo, sobre la misma silla y lo más importante siempre junto a mi compañera y amiga Tania, que día tras día se pasaba las horas tumbada a mi lado sobre su cojín, mirando con complicidad cada vez que levantaba la vista de mis apuntes. Y la cosa funcionó desde el principio, sobre todo cuando aprobé el primer examen en el Politécnico y fui más consciente de que mi objetivo era posible.
Esta es la foto del primer examen aprobado, a medias con Tania.



Cada verano, después de subir un peldaño que me acercaba más a la meta, llegaban tres meses de vacaciones en Segorbe, donde los días al principio se hacían eternos, pero al cabo de dos semanas los días pasaban volando, a fuerza de la rutina. Era como Hans Castorp haciendo una cura de reposo en la Montaña Mágica (Thomas Mann). Época de largos paseos con Tania por el río y las montañas. Horas de lectura de autores del XIX: Stendhal, Balzac, Novalis, Goethe y su inolvidable Werther.

Hasta que un año terminé el último curso y sin vacaciones aterrizamos en Palma de Mallorca. A Tania no le gustaba nada cruzar el charco, pero la nueva ciudad le encantaba. Un año después un nuevo destino en Alcoi. Pero al segundo año de vivir en Alcoi, tras once años juntos y tras dos operaciones, se le acentuó rápidamente una grave dolencia detectada tres años antes y la perdí. Le hicimos una caja de madera y la enterramos junto con sus juguetes favoritos y mi carta, bajo un gran olivo en una montaña muy cercana a Alcoi.

Catorce años después apareciste tú, Rex, mi segundo perro.

domingo, 22 de junio de 2008

El jardinero fiel

No hace mucho he visto la película titulada "El jardinero fiel".


Sin que tenga nada que ver con el argumento de la famosa y recomendable película, sí que encuentro un parecido en cuanto al tema, en lo que corresponde a mi jardinero particular Rex. Un jardinero de afición con una fidelidad ejemplar.


Ya desde su más tierna infancia, Rex mostró interés por las plantas.

Al poco tiempo comenzó a realizar transplantes e injertos en el mundo vegetal.



Y eso sí, siempre con su carita de no haber roto nunca un plato.



miércoles, 4 de junio de 2008

Los perros de la brigada ligera

Mi querido Rex, quiero reproducir para tí y para todos aquellos que no tengan el placer de haberlo leído, el artículo que Arturo Pérez Reverte publicó el pasado domingo en el XLSemanal, cuyo título es el que da nombre a esta entrada del blog.
Conozco desde niño la heróica gesta de la carga de la brigada ligera. Desde siempre simpatizo con las causas perdidas y con el honor. Pero la historia la escriben los hombres y hasta hoy nadie había contado que en la carga de caballería participaron dos perros llamados Jemmy y Boxer, que eran las mascotas de dos de los cinco regimientos.
Los húsares cargaron contra lo imposible por honor, y los perros los siguieron por lealtad. Mientras los mandos que ordenaron el ataque observaban el desastre producto de su incompetencia desde lo alto de una colina. Hay que joderse...

Insistir, a estas alturas, en que aprecio en general más a los perros que a los hombres es una obviedad que no remacharé demasiado. He dicho alguna vez que si la raza humana desapareciera de la faz de la tierra, ésta ganaría mucho en el cambio; mientras que sin perros sería un lugar más oscuro e insoportable. Cuestión de lealtad, supongo. Hay quien valora unas cosas y quien valora otras. Por mi parte, creo que la lealtad incondicional, a prueba de todo, es una de las pocas cosas que no pueden comprarse con retórica ni dinero. Tal vez por eso, la lealtad, en hombres o en animales, siempre me humedece un poquito las gafas de sol.

Todo esto viene a cuento porque acabo de darle un repaso a El Valle de la Muerte, un ensayo de Terry Brighton sobre la carga de la Brigada Ligera durante la guerra de Crimea. Aquello, más conocido por la carga entre los que están en el ajo, es asunto que algunos frikis de la materia –los periodistas Jacinto Antón y Willy Altares, mi compadre Javier Marías, yo mismo y algún otro– cultivamos, desde hace muchísimos años, como materia de reflexión y tertulia, sobre todo a la hora de comparar la leal actuación de los lanceros, dragones y húsares ingleses aquel 25 de octubre de 1854, dejándose el pellejo bajo la artillería rusa, con la criminal incompetencia de los mandos británicos que ordenaron el ataque, notorio entre las grandes imbecilidades militares de la Historia.

La historia es conocida: cinco regimientos de caballería británicos cargaron de frente contra una batería rusa, a través de un valle de kilómetro y medio de largo, batido a la ida y a la vuelta por fusileros y artillería. De seiscientos sesenta y seis hombres volvieron a sus líneas heridos o ilesos, muchos a pie y todos bajo fuego enemigo, trescientos noventa y cinco. Hasta la suerte de sus caballos se conoce: de los pobres animales que montaron los ingleses, galopando entre el estallido de las granadas o sueltos luego por el valle enloquecidos y sin jinete, murieron trescientos setenta y cinco. Ni siquiera los famosos versos de Tennyson, que varias generaciones de escolares aprendieron de memoria –«Media legua, media legua / media legua más allá...»–, pueden embellecer el asunto. Fue una carnicería en el más exacto sentido de la palabra.

Pero de lo que quiero hablar hoy es de perros. Porque lo que pocos saben es que, ese día, dos perros cargaron también contra los cañones rusos. Se llamaban Jemmy y Boxer, y eran, respectivamente, las mascotas del 11o y del 8o regimientos de húsares. Los dos canes habían acompañado a sus amos desde sus cuarteles de Inglaterra, y estaban en el campamento británico cuando se ordenó a la Brigada Ligera formar para la carga. Así que, como tantas otras veces en desfiles y maniobras, los dos fieles animales acudieron a colocarse junto a las patas de los caballos de los oficiales, dispuestos a marchar al mismo paso, sin obedecer las voces de los soldados que les ordenaban apartarse de allí. Después sonó la corneta, empezó la marcha al paso, luego al trote, y cuando, bajo intenso fuego de artillería, se pasó al galope y sonó el toque de carga, con las granadas reventando, hombres cayendo por todas partes, estruendo de bombazos y caballos destripados o sin jinete, Jemmy y Boxer siguieron corriendo imperturbables, junto a sus amos, en línea recta hacia los cañones rusos.

Parecerá increíble para quien no conozca a los perros. Esos chuchos cruzaron todo el valle de Balaclava entre un diluvio de fuego –«Hasta las fauces negras de la Muerte, / hasta la boca misma del Infierno»– y permanecieron junto a los húsares, o lo que quedaba de ellos, mientras éstos acuchillaban a los artilleros enemigos y morían entre los cañones. Después regresaron despacio, al paso de los caballos maltrechos que traían a los supervivientes, junto a hombres desmontados o heridos que caminaban y caían exhaustos, entre el tiroteo ruso y los disparos de quienes remataban a sus caballos moribundos ante de seguir a pie. Tres largos kilómetros de ida y vuelta. Jemmy y Boxer hicieron la carga junto a los primeros caballos de la brigada y regresaron a las líneas inglesas con el primer hombre montado de sus respectivos regimientos que volvió a éstas: Ileso Boxer, sin un rasguño; herido Jemmy por una esquirla de metralla en el cuello. Y ambos, acabada la campaña, regresaron a Inglaterra y murieron viejos, honrados y veteranos, en su cuartel.
Ni Tennyson ni poeta alguno hablaron nunca de ellos, ni en el poema famoso ni en ningún otro maldito verso. Por eso he contado hoy su historia. Para decirles que por el Valle de la Muerte, cargando contra los cañones con la Brigada Ligera, también corrieron dos buenos perros valientes.

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