Rex vigilante ante la Cueva del Estuco

Rex demostró más sentido común (instinto ante el peligro) que el resto de la manada en la cual me incluyo, y no consintió en bajar a la Cueva del Estuco, localizada en la Sierra de Espadán. La entrada es tan estrecha que no pudimos entrar con las mochilas, así que Rex se quedó vigilante ante la Cueva del Estuco. Cumplió bien su tarea y ningún extraño se acercó a nuestras pertenecias. Dentro un lugar místico (cuando no hay demasiados domingueros boceando) y oscuro.

No sin mi perro

A penas me queda tiempo para escribir en el blog, pero quiero deciros que seguimos recorriendo caminos y contemplando paisajes y que no hago senderismo sin mi perro.
Gracias por estar ahí, a todos los humanos y cánidos que nos visitáis.

Un descanso en el sendero

Hicimos un descanso, para tomar unos bocatas en una poza del río Palancia a la altura de Bejís. Pero Rex no para. Primero que no encuentra la postura en la roca, después que ve un sapo por el agua y luego no se sabe que.

Retorno al Castillo de Almonecir

Cualquier momento es bueno para escapar de la rutina diaria y retornar al Castillo de Almonecir. Mientras Rex recorre el Patio de Armas, Desdichado contempla la Sierra de Espadán desde la ventana de la Torre del Homenaje.



Rex, buen escudero, otro Castillo conquistado.

Atardecer con Schnauzer

No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
Se que estos atardeceres juntos en el corazón de la Sierra de Espadán, los recordaremos con cariño durante los próximos días de la rutina diaria.
El vínculo humano-cánido, necesita un tercer vértice, que es la Naturaleza. Hombre-Perro-Montañas, este es el triángulo equilátero. Es aquí donde se formó el vínculo, y aquí es donde se refuerza, viendo lo insignificantes y parecidos que somos. Hermano Sol. Hermano perro.

"Buenas patas y cuidadosos con el terreno, nunca se atoran o se avientan con torpeza, pocos accidentes" (Rubí Fernandez)

Pico Espadán

El Pico Espadán, con sus 1.106 metros de altitud, es el punto más elevado de la Sierra a la que da nombre. Rex mostró su polivalencia, y pese a ser un perro urbanita, fue el primero en llegar a la cumbre. En los últimos repechos, pedregales con mucha pendiente y bosque bajo, se adelantaba y lo perdíamos de vista, pero al rato, tras unos instantes de preocupación por mi parte (la llamada de lo salvaje), al ver que no le seguíamos, volvía a buscarnos.

Una vez en la cumbre, con el objetivo cumplido, mientras el resto de la expedición disfrutabamos de las vistas, Rex aprovechaba para reposar entre el abrigo de unas rocas de la propia cima.



En el último paseo de la noche, ya en la ciudad, Rex renqueaba un poco, pero al día siguiente ya no se le notaba.

Barba Roja

Así se le quedó la barba a Rex, después de un buen revolcón en el camino de piedra de rodeno triturada, en plena subida al Pico Espadán.
Aprovechando la niebla, hoy 31 de Julio de 2011, ha sido la subida al Pico Espadán.
Rex se ha portado como un campeón hasta la cumbre, aunque ahora está un poco renqueante. Ya os cuento.
Pondré fotos en cuanto tenga tiempo.

Schnauzer protector

Rex otea el horizonte, atento a cualquier incidencia a lo largo de nuestro camino.
Tras su máscara oscura que le da su característica expresión al schnauzer, sus ojos camuflados comprueban lo que previamente han detectado sus oídos y su olfato.
Dificilmente pueden sorprenderte con un insobornable schnauzer a tu lado.

Bejís, el Palancia en estado puro.

Esta vez hemos cambiado Espadán por las estribaciones de la Sierra de Javalambre.
Hemos seguido el cauce del Palancia varios kilómetros, en las cercanías de Bejís.
El Palancia es un río joven, con una fuerte pendiente, y de gran belleza, en especial donde el hombre no ha llegado con sus urbanizaciones.
Un placer para los sentidos y un placer para Rex.