domingo, 2 de noviembre de 2014

San Francisco de Asis. El amigo de los animales y patrono de los lobatos

Durante la adolescencia de Francisco, Asis, su ciudad natal se encontraba en guerra de liberación contra Alemania y por ello se vinculo a la milicia como soldado. En la Batalla de Collestrada, cayo prisionero, permaneciendo en la cárcel por un año; en este tiempo enfermo gravemente y luego de su enfermedad volvió a Spoleto donde decidió cambiar su forma de vida, luego de tener un sueño donde una voz le decía: "¿Dime, a quien debes seguir, al amo o al siervo?. Posteriormente volvió a Asís y comenzó un periodo de soledad y oración.
Francisco se dirigió luego a una arruinada iglesia llamada "San Damian" y una voz desde el crucifijo le dijo: "Francisco, reconstruye mi Iglesia". Francisco comenzó a vestir de túnica como los pobres y al ver esto once mas le siguieron; unos se dedicaron a cuidar leprosos, otros a jornalear pero sin recibir ningún dinero a cambio. Estos se llamaron a si mismos Franciscanos que querían servir a los pobres, los oprimidos y los incapaces.
Mientras Francisco se encargo con sus seguidores de reparar algunas capillas de su pueblo, entre ellas la de San Damian y la de la Porciuncula, muchos fueron los que se unieron a su labor y Francisco con ellos, quiso organizar una comunidad religiosa y pidió la aprobación al Papa Inocencio II quien se la dio después de haber tenido un sueño donde vio la Basilica de Letran inclinada a punto de caerse y sostenida por un frailecillo como Francisco.
Una vez en Gubbio, toda la gente comentaba con pavor todos los desastres que hacia un lobo y le rogaban a Francisco que no se le acercara. Este no les hizo caso y se dirigió hacia el animal que se le abalanzo con sus fauces abiertas. Pero Francisco hizo la señal de la cruz deteniéndole y haciéndole cerrar su boca y le dijo: "Ven aquí hermano lobo. En nombre de Cristo te prohibo que en adelante hagas daño a nadie" El lobo fue a echarse a los pies de Francisco y bajo la cabeza. Francisco le dijo: "Hermano lobo, he sabido de los atroces crímenes que has cometido en toda la comarca... por lo cual merecías justicia como el peor de los asesinos y es muy natural que los habitantes de Gubbio te aborrezcan. Quiero sin embargo reconciliarte con ellos."
El lobo en señal de aceptación de aquellas palabras le tendió su pata a San Francisco. Después de esto los habitantes de Gubbio se comprometieron a dar de comer al lobo si este no volvería a atacarlos y en cambio les ayudaría en lo que pudiera. Desde entonces San Francisco es considerado el patrono de los animales.

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