El mundo es hostil. Hubo una época en la que tuve un gran maestro. Yo era su pequeño saltamontes. Él me preparó física y mentalmente para sobrevivir.
Tú que desciendes de los lobos me comprendes. Estás genéticamente listo para guardar y proteger a tu familia.
Ahora que el círculo comienza a cerrarse, echo de menos a mi maestro.
Por eso cuando me asaltan las dudas, pienso en que al finalizar la jornada, cuando me acueste, oiré tus pasos lentos y acompasados al acercarte y te oleré cuando te tumbes junto a mi cama. Entonces mientras respiras profundamente, te acariciaré y tu calma se prolongará en mi calma. Y en ese instante místico entre iguales te diré: "buen perro".
Qué conexión más auténtica, hay que tener un perro para entenderlo, jaja...
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