Encontrar una tienda donde quien te atiende no solo sabe de animales, sino que es su pasión, su vida, ha sido todo un descubrimiento. Así surgió el comprar este juguete llamado Tricky Treats (Made in Canada, menos mal).
A Rex le ha encantado desde el primer momento y pronto ha aprendido que haciendo girar la pelota, obtiene recompensas muy sabrosas para su gusto.
Mientras escribo esta entrada, pienso sobre la importancia de las cosas aparentemente poco importantes, valga la redundancia. Como por ejemplo dedicar tiempo a escribir aquí y ahora, en este instante.
Desde luego, ver a Rex contento con su pelota, no es el logro más importante de una semana de trabajo, pero sentado en mi sillón el sábado por la tarde, es una de las cosas que me producen mayor placer.
Ahora Rex, amablemente, aunque me ha costado bastante convencerle, nos hace una demostración práctica de como se juega al Tricky Treats. Me dice Rex que os pida disculpas si no queda muy natural, pero la cámara le da corte.
Creo que una de las cosas que nos enseñan nuestros perros, es el disfrutar de las pequeñas cosas, de esas cuestiones sin importancia.
Creo que una de las cosas que nos enseñan nuestros perros, es el disfrutar de las pequeñas cosas, de esas cuestiones sin importancia.
Son fugaces esos momentos de felicidad pero muy importantes porque sin ellos no podríamos vivir.
ResponderEliminarMuchos lams
Qué divertida bola. Rex eres un consentidazo.
ResponderEliminar¿Qué tal es el juguete Rex? Porque con nuestra mandíbulas, los únicos que nos aguantan son los Kong.
ResponderEliminarPero nos encanta, estos, que nos hacen buscar la recompensa.
¡Qué importantes son esos momentos únicos! Esos tan fugaces, pequeños pero intensos que te hacen sentir el más especial y feliz.
Lametazos