Memorable frase de una de las mejores escenas de una obra maestra del cine más reciente.
La fotografía se corresponde a un escaparate de una tienda de Toledo, y muchas veces pienso en ese casco de gladiador.
Mi nombre no es Maximus Decimus Meridius, ni siquiera es Desdichado, nombre por el que me conocéis aquí, pero sí tengo una pequeña Legión Felix, seleccionada, preparada y curtida en años de combate y compenetración, que trabaja con entrega y lealtad, la misma que yo profeso a mi pequeño emperador, quien puede de un plumazo dejarme sin mis Legiones ó triplicar mi poder. Cosas de la empresa privada. Pero por encima de todo, me considero un gladiador. Un luchador en la arena, ganando palmo a palmo con sudor todo lo mucho ó poco que consigo.
Pero por desgracia, ni siquiera puedo dejar mi casco de gladiador en otros ámbitos de la vida. Hace unos días, circulando por la ciudad, me embistió un autobús por detrás, giró el vehículo y acabó golpeando todo el frente del autobús con todo el lateral derecho de mi vehículo. Todo muy sencillo de explicar, pero mi aseguradora, una que resuelve (o no resuelve) todo por teléfono, está dejando muchísimo que desear. Total, que a ponerse el casco de gladiador.
La prudencia también forma parte de todo buen gladiador que quiera sobrevivir en la ciudad. Se hace necesario no responder de igual manera ante la agresividad y violencia con la que nos podemos topar en cualquier esquina, porque las personas de bien tenemos las de perder siempre.
En definitiva, creo que todos tenemos algo de gladiador en nuestra vida diaria.
¿Vosotros también os ponéis el casco de gladiador ó es que he visto demasiadas películas de romanos? Rex me mira y no sabe qué decirme.
Vaya, que mala suerte. Espero que estés bien.
ResponderEliminarMe vas a tener que prestar a mi ese casco para ver si así me animo y lucho con energía porque la verdad que llevo unas semanitas un poco embajonada.
Con respecto a las aseguradoras nada que decir... todas son iguales.
Sí Dulce, lo fundamental es que no sufrimos ninguna lesión, pues iba con toda la familia. Por parte del autobús tampoco hubo ningún lesionado, pues iban quince pasajeros.
ResponderEliminarDulce, vive el presente y si quieres compartimos el casco de Gladiator. Realmente funciona.
Me voy a pasar por tu blog.
Mi nombre es Rubis Fernandus Maximus, hija de un hombre con tierras, madre de un hijo greñudo y comandanta de mi legión perruna. Soy mercenaria. No tengo Señor ni predio. Lucho por quien me dé de comer. Y sí que te embista un autobus es de lo peor que te puede pasar. Espero que la legión esté bien y una vez pasado el susto disfruten de este otoño. Rex, eres un bombón.
ResponderEliminarHi dear Rubí.
ResponderEliminarMi nombre es Rex Remigius Maximus. De antepasados bárbaros y barbudos germánicos y padre de una legión de barbuditos de una sola tacada. Y afortunadamente yo no iba en el coche cuando lo del autobús.