Nadie aprecia tanto lo especial que es tu conversación como lo hace tu perro. Christopher Morley.
viernes, 16 de mayo de 2008
La alegría perfecta
Paseaba un hombre una noche bajo la lluvia. El agua caía suavemente, resbalando sobre su piel y empapando sus sentidos. El frío comenzaba a dejarse sentir. Una sensación de vacío le agujereaba el alma.
Un perro caminaba a su lado.
El perro le miraba girando los ojos sin levantar la cabeza y le seguía. Esos ojos tan familiares. La sensación de vacío iba desapareciendo. No estaba solo. Pensaba en el éxito que siempre había buscado. En el reconocimiento de los demás que nunca llegaba. En la búsqueda en su interior. En ese instante lo único cierto del mundo era que el perro le seguía.
Estaban calados y cansados y no sabían a donde iban. Al hombre se le desdibujaba de donde venían, pero comenzaba a sentirse mejor. Comenzaba a descubrir la alegría perfecta.
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Vaya perlas te dejas ver de tanto en tanto.
ResponderEliminarEstá genial genial!!!
Anda, se más prolífero que la audiencia te lo agradecerá, de verdad, de verdad de la buena.
Coffee
Coffee, nos alegra un montón que entreis en nuestro blogger.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me apetecía tratar de describir lo que sentía estos días paseando con Rex bajo la lluvia. El disfrutar de la alegría de las pequeñas cosas. De marcarnos nosotros mismos donde está nuestro éxito. Y descubrir que todos nuestros barbudos son perros terapeutas.
Espero veros por aquí.
Nosotros iremos a tomar un café al vuestro un día de estos.