domingo, 10 de marzo de 2013

Evocación de un atardecer irrepetible


Hay atardeceres que cuestan volver a encontrar. Crees que será fácil, pero poco a poco te das cuenta que no. Es tan difícil estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Además el atardecer depende de las circunstancias en las que te encuentres cuando se produce para que puedas considerarlo irrepetible, como en el caso del atardecer de un día de Agosto en el Castillo de Almonacid en nuestra querida Sierra de Espadán, donde Rex y yo pasamos nuestros mejores momentos juntos. Mañana Rex cumple siete años. Ya no es el cachorro que no paraba de trastear. Sigue siendo igual de juguetón, pero es mucho más pensativo. Quizá piense también en el atardecer, en el paso del tiempo, en su vida entre humanos casi siempre lejos de la naturaleza en la que tanto disfruta. Quizá reflexione sobre el por qué se cansa antes y su caminar por los senderos ya no es tan firme, pero sabe que mi paso siempre se adaptará al suyo mientras sigamos vivos, disfrutando de nuevos atardeceres, algunos de los cuales serán irrepetibles.

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