domingo, 6 de septiembre de 2009

De lo romántico y de los perros

Rex, cuanto reconforta volver a tenerte a nuestro lado. Verte en casa, mirarte a tus ojos caídos, sentir tu húmedo hocico y estrujarte acariciando tu pelo. Mientras estabas en la residencia, nos encontramos con éste cuadro, que se encuentra en Heidelberg y más concretamente en el Museo de Farmacia dentro del Castillo. Nada más verlo, le dije a mi hija que lo fotografiara para poder enseñártelo.
El protagonista es Christoph Jacob, del que no se nada, salvo que vivió entre 1.772 y 1.842 y que por lo que se aprecia en el cuadro, tenía un perro muy parecido a ti. El hombre vivió en plena efervescencia del Romanticismo alemán. Nació el mismo año que Novalis, puede que en Heidelberg, una de las cunas del movimiento Romántico. Tuvo que tener un gran aprecio por su perro, para retratarse junto a él, representándolo pendiente de su figura mirando su mano. Como fondo, el paisaje propio de un cuadro de John Constable, también contemporáneo.
Y es que lo romántico encaja perfectamente con vosotros los perros. Una actitud que, en palabras de Novalis, consiste en conferir a lo ordinario un sentido más elevado; a lo conocido dignidad de desconocido, y a lo finito una apariencia de infinitud.

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