viernes, 21 de mayo de 2010

Al otro extremo de la correa

Rex, como sabes estoy releyendo el libro de Patricia B. McConnell. Extraigo este pasaje que me gusta especialmente:

"...de mi conexión con ella (refiriendose a su perra Tulip) recibo algo que no
obtengo de la relación con mis amigos humanos. Ni siquiera sé con seguridad de
qué se trata, pero es algo profundo, primordial y provechoso. Tiene algo que ver
con mantenerse conectado con la tierra y compartir el planeta con las demás
cosas vivas. Los humanos nos encontramos en una posición muy extraña, diferente
a la de cualquier otro animal de la Tierra. Nuestra singularidad nos separa y
favorece que nos olvidemos del lugar del cual procedemos. Tal vez los perros nos
ayuden a recordar la profundidad de nuestras raíces, trayéndonos a la memoria -a
nosotros, los animales que estamos al otro extremo de la correa- que podemos ser
especiales, pero no estamos solos. No es de extrañar que les llamemos nuestros
mejores amigos."


En efecto, los humanos somos los animales que estamos al otro extremo de la correa. Gracias por compartir el viaje con nosotros.

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