sábado, 17 de octubre de 2009

My name is Gladiator

My name is Maximus Decimus Meridius, Commander of the Armies of the North, General of the Felix Legions, loyal servant to the true Emperor, Marcus Aurelius.
Memorable frase de una de las mejores escenas de una obra maestra del cine más reciente.
La fotografía se corresponde a un escaparate de una tienda de Toledo, y muchas veces pienso en ese casco de gladiador.
Mi nombre no es Maximus Decimus Meridius, ni siquiera es Desdichado, nombre por el que me conocéis aquí, pero sí tengo una pequeña Legión Felix, seleccionada, preparada y curtida en años de combate y compenetración, que trabaja con entrega y lealtad, la misma que yo profeso a mi pequeño emperador, quien puede de un plumazo dejarme sin mis Legiones ó triplicar mi poder. Cosas de la empresa privada. Pero por encima de todo, me considero un gladiador. Un luchador en la arena, ganando palmo a palmo con sudor todo lo mucho ó poco que consigo.
Pero por desgracia, ni siquiera puedo dejar mi casco de gladiador en otros ámbitos de la vida. Hace unos días, circulando por la ciudad, me embistió un autobús por detrás, giró el vehículo y acabó golpeando todo el frente del autobús con todo el lateral derecho de mi vehículo. Todo muy sencillo de explicar, pero mi aseguradora, una que resuelve (o no resuelve) todo por teléfono, está dejando muchísimo que desear. Total, que a ponerse el casco de gladiador.
La prudencia también forma parte de todo buen gladiador que quiera sobrevivir en la ciudad. Se hace necesario no responder de igual manera ante la agresividad y violencia con la que nos podemos topar en cualquier esquina, porque las personas de bien tenemos las de perder siempre.
En definitiva, creo que todos tenemos algo de gladiador en nuestra vida diaria.
¿Vosotros también os ponéis el casco de gladiador ó es que he visto demasiadas películas de romanos? Rex me mira y no sabe qué decirme.

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